Por: Catalina Jiménez Combariza- Directora y Fundadora, Sentidos Comunicaciones
Articulo publicado en Forbes
Es clave que las mujeres puedan acceder a trabajos de calidad, garantizando así seguridad económica y autosuficiencia.
Hace unos días se llevaron a cabo las elecciones presidenciales de mi país, ganó uno de los candidatos que contaba en su dupla vicepresidencial con una mujer; durante los últimos años el mandatario saliente, trabajó de la mano con otra mujer en el mismo cargo y en el empalme de los dos gobiernos los medios de comunicación y las redes sociales han estado llenas de fotos de ellas.
Lejos de las creencias e inclinaciones políticas, de lo que cada quien piense acerca de cada una de estas funcionarias, como mujer mi lectura no puede ser otra que la de emoción, orgullo, buenos deseos para sus futuras gestiones y de gratitud por sus luchas que al final son las de todas.
Las minorías hasta que no cuenten con las mismas oportunidades en ciertos sectores nos debemos acompañar, para mí sólo por el hecho de estarnos abriendo espacio a las demás, estas mujeres ya merecen todo nuestro respaldo.
En estos días estoy adelantando en Londres unos estudios sobre macroeconomía como parte de mi Maestría en Comunicación y Relaciones Púbicas y me ha sorprendido positivamente ver que las mujeres somos 56% de los participantes, me gusta pensar que todas saldrán de aquí y en sus carreras tendrán las mismas oportunidades que el 44% de nuestros compañeros hombres de clase…sin embargo, debo preguntarme, ¿realmente será así?
El porcentaje de participación en el mercado laboral de las mujeres según distintos informes para el último trimestre del 2021 se acercaba al 49% con respecto a la colocación masculina; de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de participación femenina en América Latina y el Caribe en 2020 fue 47%; 5 puntos por debajo respecto de 2019. Pero, nos debemos preguntar, a qué tipo de trabajos tienen acceso las mujeres en ¿dónde se divide esa torta de participación de ese 49%?
En este tipo de casos es clave pensar que la cantidad no es lo único que debería contar; es fundamental que las mujeres puedan acceder a trabajos de calidad, garantizando así seguridad económica y autosuficiencia. Así que la foto de las viceministras saliente y entrante y el porcentaje de mis compañeras en Londres, no puede más que alegrarme y llenarme de esperanza.
Esto me ha hecho meditar respecto al papel que tenemos las mujeres frente a nuestro género, y para mi tenemos algunas cosas claves en las que trabajar:
1) Inspiración y referencia,
2) Apoyo y Sororidad y por último y no menos importante,
3) Creación de oportunidades.
Desde nuestras casas, nuestros trabajos y en todos los roles que desempeñamos en la sociedad, ser referente para otras e inspirarnos con las historias de nuestro género es fundamental.
Crear más conversaciones positivas alrededor del rol de la mujer, de lo que se está generando en diferentes industrias y visibilizar esto es una gran herramienta de empoderamiento para todas; en el caso de la agencia contamos con cada día más voceras y líderes en diversas industrias, que nos inspiran y emocionan.
Durante muchos años, mi empresa estuvo protagonizada sólo por colegas mujeres dentro de mi equipo, hace poco antes de la pandemia me di cuenta de lo importante de no solo crear oportunidades para mi género, sino también sumar a los hombres al mismo. La verdad es que la ecuación ha sido fabulosa.
¿Qué quisiéramos dentro de la sociedad y qué esperamos de los hombres?, ¿cuál es su rol para hacer brillar esta fuerza femenina? Lo primero es que acá no se trata simplemente de cumplir con una cuota o un requisito; los hombres esperamos que sean parte del cambio, que se vuelva costumbre encontrar la participación de mujeres en igual porcentaje en cargos gerenciales, en las juntas directivas, que sea una realidad esa definición que todos tenemos las mismas oportunidades.
Juntos tenemos la tarea de construir espacios de diálogo, de oportunidades y de una sociedad con más equidad y tolerancia.
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